Te prometo un mundo con dos terceras partes de agua y una de tierra. Te prometo perros y gatos y peces y pájaros, y cosas que jamás conoceremos. Te prometo una ciudad atestada de mendigos, frecuentada por ladrones y abarrotada en horas punta. Te prometo retrasos de media hora o más en los trenes de cercanías, músicos furtivos y poetas de andar por casa. Te prometo una juventud estridente y una vejez quejumbrosa.
Te prometo que nos costará criar a nuestros hijos, y que debajo de esos ojos marrones tuyos aparecerán dos marcas púrpura, y en los lados hasta patas de gallo (admítelo, todos nos hacemos viejos). Te prometo que nuestros pequeños dejarán de ser tan pequeños y tan nuestros, que se irán de casa y que te faltarán lágrimas para llorarlo. Te prometo que trabajo no te va a faltar, ya sabes cómo somos los hombres, y que de vez en cuando olvidaré darte las gracias. Te prometo alguna que otra enfermedad pasajera, varios baches y averías, daños colaterales. Te prometo sangre, sudor y lágrimas, noches sin dormir y pesadillas imborrables.
Pero también te prometo estar ahí.
Felicidad Paul Gauguin |
Barcelona, 27 de febrero de 2011
1 comentario:
grandespequeñashistorias.
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