Tú en los carteles, tú en las paradas de autobús, pegada a los vagones del metro. Tú en todas partes menos donde deberías.
Tú en mi cabeza, bailando delante de mis ojos, estirados en tu cama. Tú en un camisón negro con vuelos de fantasía, con los labios fosforesciendo en carmín en una oscuridad vacía, en un aire que no te toca, que te rodea para no oxidarte, bailarina de bronce, como en una caja de música que es tu habitación y mis silbidos al compás de tus piernas, ahora arriba, ahora lejos, ahora aquí, en todas partes. Tú ensayando el Cascanueces, soñando con Moscú, y ahora yo soñando contigo.
Tú y el humo que sale de tus labios y el cigarro como excusa para disimular que te quemas por dentro, la piel de tu barriga ardiendo, la peca negra al lado de tu ombligo: la beso, me quemo, te consumes, me despierto.
Tú de nuevo entre las manos de un abogado que espera el tren, encima de un mendigo que intenta no morir; tú, en fin, en todos los periódicos. Tú en sus sobredosis y en la mía, en la suya de da igual qué, en la mía de tu danza. Tú bailando en un teatro que no voy a visitar, en una proyección que te inventa, en una pantalla de televisión que esquivo los lunes antes de salir de casa.
Y yo, que sé que no te importa, te recuerdo, te beso junto al ombligo, me quemo la punta de los labios y me ahogo en ti, mientras espero en el asiento de un café a que te pases de moda.
Only the Deepest Red Jack Vettriano |
Barcelona, 12 de marzo de 2011
2 comentarios:
delicada descripción :)
J.
... yo también tengo una peca negra al lado del ombligo! xd
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