Hay una cosa a la que es necesario que te acostumbres, y es a leer todos los días (como un breviario) alguna cosa buena. A la larga penetra [...]. Nadie es original en el estricto sentido de la palabra. El talento, como la vida, se transmite por infusión, y hay que vivir en un ambiente noble, adoptar el espíritu de sociedad de los maestros. No hay nada malo en estudiar a fondo a un escritor con un genio totalmente diferente al que uno tiene, así no puede imitarlo.

Gustave Flaubert a Louise Colet, 7 de junio de 1853.

Lengua prohibida

Durmiendo al raso vimos cómo se quemaba el cielo, y las cenizas nos dejaron otra vez a oscuras. Cada bocanada de aire era una tormenta de arena que nos enterraba, cada grito un trueno que se llevaba por delante las palabras y nos prohibía expresamente saber de qué demonios estábamos hablando.
Por fortuna siempre fuimos desobedientes deliberados, y una vez libres de tormenta nos susurrábamos lo que queríamos decir. Creamos un lenguaje secreto, donde las caricias en lugares secretos eran mensajes secretos. Y lo mejor, que no importó el día que olvidamos el código y no sabíamos descifrar, porque sólo seguíamos hablándonos así, en nuestra lengua, en nuestras manos.

 
Barcelona, 18 de septiembre de 2011

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