Hay una cosa a la que es necesario que te acostumbres, y es a leer todos los días (como un breviario) alguna cosa buena. A la larga penetra [...]. Nadie es original en el estricto sentido de la palabra. El talento, como la vida, se transmite por infusión, y hay que vivir en un ambiente noble, adoptar el espíritu de sociedad de los maestros. No hay nada malo en estudiar a fondo a un escritor con un genio totalmente diferente al que uno tiene, así no puede imitarlo.

Gustave Flaubert a Louise Colet, 7 de junio de 1853.

Baile de salón


Me alejo, me acerco. El mundo gira bajo tus pies y tú no te das cuenta. Hay tanto de espera en la esperanza...
Me alejo, te acercas. Hay una cadena que me ata de ojos a tu boca y en medio sopla el viento y nos abofetea la mano de ese algo que nos prohíbe.
Me acerco, te alejas. A veces te veo en cualquier sitio, un espejismo por culpa de la sed que te tengo. A veces sé que sabes que te estoy mirando, a veces sabes que sé que finges que no lo has visto. A veces, no sé si lo sabes, pero no quiero mirarte.
Me alejo, te alejas. Vuelvo a pasar los días mirando tu recuerdo en mis manos, y el tiempo pasa, como tú, como yo, que en la seda de tu pelo dejé escrita una caricia por si quieres volver a leerla.




Barcelona, 6 de septiembre de 2012

No hay comentarios: