Hay una cosa a la que es necesario que te acostumbres, y es a leer todos los días (como un breviario) alguna cosa buena. A la larga penetra [...]. Nadie es original en el estricto sentido de la palabra. El talento, como la vida, se transmite por infusión, y hay que vivir en un ambiente noble, adoptar el espíritu de sociedad de los maestros. No hay nada malo en estudiar a fondo a un escritor con un genio totalmente diferente al que uno tiene, así no puede imitarlo.

Gustave Flaubert a Louise Colet, 7 de junio de 1853.

El camino de vuelta

Y ahí vuelven los dobles sentidos, lo que decimos con la mirada, todas esas haches que están aunque no las oigas. De nuevo lo que no sabemos, lo que no queremos saber, y tú y yo nos miramos con esa mirada tan Adán y Eva delante de la fruta prohibida, cuando el único árbol de la vida es el que tiene raíces en nuestras bocas.
Otra vez tu pelo y su geometría, la seda enredada entre mis dedos que buscan una comisura y luego una mejilla y luego tú que te alejas porque no puede ser, porque no sabemos, porque aunque todo haya cambiado somos los mismos, y nos da miedo ser los mismos porque no puede ser, porque sería cambiarlo todo para que volviera a ser como queríamos entonces que fuera. Hay un minuto que vuela contigo entre mis brazos, y unos latidos que nacen para que los oigas, para que entiendas que ahora estoy vivo, pero quién sabe si cuando te levantes, quién sabe si recoges la mesa y nos despedimos y salgo como quien sale a un laberinto, el mismo que he cruzado para llegar hasta aquí, y ahora, ¿para qué volver atrás? ¿Para qué perderme allí buscando lo que nunca quise en vez de cerrar la puerta de salida y cogerte la mano, porque ese es el gesto exacto, es saber que puedes soltarme o puedes cogerme, puedes dejarme caer en el precipicio o saltar conmigo, puedes matar el hoy por lo que pueda ser mañana o vivir el hoy a pesar del qué será?
Y aun así no puede ser, y no sabemos, y vuelvo a entrar en ese laberinto en el que me pierdo tan sólo para encontrar el camino de vuelta a tí.
Labyrinth
Marco Rosales Shaw
Barcelona, 2 de septiembre de 2012

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