A veces, caer al vacío, lanzarse al precipicio, no significa nada. Perdemos los trenes por temor a la muerte, nos caemos de uno y nos miramos al espejo para sólo ver rasguños. A veces nos tiramos al hueco del ascensor para dejarlo todo atrás pero los recuerdos nos mantienen con vida, y nos damos cuenta de que lo que creíamos el borde del precipicio era la puerta de salida hacia otra vez la vida, no tan soportable como antes pero vida al fin y al cabo.
A veces abro la puerta del hueco del ascensor y bajo en una caída libre a la planta baja. El recepcionista del Calypso a veces me mira, sonríe y me pregunta "¿Se marcha, señor?". A veces le contesto que sí y me despido con un gesto, y a veces, sólo a veces, nunca vuelvo.
Rising Phoenix Erik White |
Barcelona, 31 de agosto de 2012
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