Hay una cosa a la que es necesario que te acostumbres, y es a leer todos los días (como un breviario) alguna cosa buena. A la larga penetra [...]. Nadie es original en el estricto sentido de la palabra. El talento, como la vida, se transmite por infusión, y hay que vivir en un ambiente noble, adoptar el espíritu de sociedad de los maestros. No hay nada malo en estudiar a fondo a un escritor con un genio totalmente diferente al que uno tiene, así no puede imitarlo.

Gustave Flaubert a Louise Colet, 7 de junio de 1853.

Cuerpo, cuerpos, universo

Hay una chaqueta que se balancea desde un perchero, un cuerpo vestido de una seda negra que se desabrocha y cae al suelo, y ahora es sólo cuerpo, y el cuerpo se acerca y yo, sentado en la cama, grabo a fuego ese cuerpo en mis ojos mientras viene, moviéndose como la chaqueta que cuelga y que ahora no se mueve, y hay un cambio de papeles y una pared blanca tras su cuerpo, y sus labios tienen a los míos, y las bocas toman posesión la una de la otra mientras fuera una luz se apaga, en una ventana lejana, tan lejana como los días antes de ese cuerpo, podría ser ayer pero hace tanto ya de ese esperar ese cuerpo que ahora está sobre el mío y me desnuda mientras las bocas respiran cada vez más rápido la una dentro de la otra, y luego en el cuello, y mi desnudo frente al cuerpo desnudo, y uno encima del otro y luego al revés, y el mío tan dentro del suyo que lo siento mío, que el cuerpo y mi cuerpo son uno sin dejar de ser dos, y de la boca del cuerpo nace un gemido y lo atrapo en mi boca, cada vez más gemidos que atrapar y los cuerpos que luchan en ese ring, ese colchón empapado del sudor de los cuerpos y de la copa de vino que ha salpicado sus restos en él, y todo huele a sudor y a cuerpos y a saliva y a todo lo que no podemos decirnos hasta que no seamos tú y yo y no cuerpos, o cuerpo, o un universo a cuyo alrededor gira la luz de luna, y entonces un momento, una explosión, una creación del universo y un cielo y un infierno, y una palabra que se pierde en el eco de nosotros mismos y de tu pelo en mi pelo y tu cabeza en mi pecho y de dejar de ser uno y ser tú y yo, que el cuerpo no sea cuerpo, y hay que fingir que nunca nos hemos asesinado en esa muerte que nos damos cada vez que somos cuerpo, cuerpos, universo.



Barcelona, 14 de septiembre  de 2012

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