Hay una cosa a la que es necesario que te acostumbres, y es a leer todos los días (como un breviario) alguna cosa buena. A la larga penetra [...]. Nadie es original en el estricto sentido de la palabra. El talento, como la vida, se transmite por infusión, y hay que vivir en un ambiente noble, adoptar el espíritu de sociedad de los maestros. No hay nada malo en estudiar a fondo a un escritor con un genio totalmente diferente al que uno tiene, así no puede imitarlo.

Gustave Flaubert a Louise Colet, 7 de junio de 1853.

Lloverán estrellas

Esta noche lloverán estrellas. La gente irá al mar a verlas caer, a dejarse salpicar de luz, los niños con la excusa de las estrellas para pedir un deseo, los enamorados con la excusa del deseo para ver estrellas, y no es tanto el deseo que piden a la lluvia como el que tienen en sus entrañas y que esta noche hará arder el mundo de nuevo. Los viejos las mirarán y recordarán cada estrella que han visto caer, y cada hermano que se llevaron consigo las luces al apagarse; algunos se quedarán en casa, incrédulos para los demás pero sabiendo que no es bueno despertar el recuerdo de aquella vez que vieron llover estrellas, o quizá es que no les gustan las estrellas y hasta ellos se lo creen.
Esta noche algunos intentarán cambiar el mundo, deseando a cada estrella lo mismo, suplicando que todo sea diferente; otros suplicarán que nada cambie, otros una muerte, algunos la suya, algunos su vida, otros la vida de otro. Los más contados se sentarán frente al mar y brindarán con la luz de cada estrella porque no necesitan deseos cumplidos, tan sólo seguir buscando la puerta, el escalón, la manera de recordar cada deseo como un propósito, y saben que si esta noche es especial es sólo porque lloverán estrellas.


Falling star
Witold Pruszkowski

Barcelona, 17 de septiembre de 2012

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