Esta noche lloverán estrellas. La gente irá al mar a verlas caer, a dejarse salpicar de luz, los niños con la excusa de las estrellas para pedir un deseo, los enamorados con la excusa del deseo para ver estrellas, y no es tanto el deseo que piden a la lluvia como el que tienen en sus entrañas y que esta noche hará arder el mundo de nuevo. Los viejos las mirarán y recordarán cada estrella que han visto caer, y cada hermano que se llevaron consigo las luces al apagarse; algunos se quedarán en casa, incrédulos para los demás pero sabiendo que no es bueno despertar el recuerdo de aquella vez que vieron llover estrellas, o quizá es que no les gustan las estrellas y hasta ellos se lo creen.
Esta noche algunos intentarán cambiar el mundo, deseando a cada estrella lo mismo, suplicando que todo sea diferente; otros suplicarán que nada cambie, otros una muerte, algunos la suya, algunos su vida, otros la vida de otro. Los más contados se sentarán frente al mar y brindarán con la luz de cada estrella porque no necesitan deseos cumplidos, tan sólo seguir buscando la puerta, el escalón, la manera de recordar cada deseo como un propósito, y saben que si esta noche es especial es sólo porque lloverán estrellas.
Falling star Witold Pruszkowski |
Barcelona, 17 de septiembre de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario