A veces me pregunto si los sueños se cumplen, cómo lo hacen, si sirve de algo apagar todas las velas del pastel y ver pasar tantas estrellas fugaces, mirar a la luna desde el espejo, rezarle a un dios que no escucha. La realidad sucede, se teje con la vida que quería vestirse de sueños y entonces nace la vida real, sólo porque la vida no puede estar desnuda y llevar sueños es algo que se hace en la intimidad, como desnudarse, pensar, ser uno mismo; el traje de la realidad se nos queda pequeño, pero hay que escoger antes una verdad incómoda que un traje de luces, luces que se encienden y se apagan, se funden y vuelven a iluminarse, luces que son sueños y que siempre son demasiado bueno, y no puede ser, y las apagamos por mirarlas y decir "sólo son sueños".
Sólo soy un soñador, es posible. Sólo soy un hombre que un día se atrevió a decirle al emperador que estaba desnudo, porque él era el único que vestía allí, el único que podía verlos y repugnarse y entender lo crudo que era que entre tanta ropa y tanta verdad lo único que había era desnudez de sueños; fue por mí que vieron su vergüenza, y aún hoy se dedicasn a buscar los sueños entre la ropa que guardaron en el fondo del armario y que, pobres, en realidad nunca tuvieron, y es ahí, en Realidad, donde la buscan.
The Dreamer Charles Marion Russell |
Barcelona, 30 de octubre de 2012
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